Códigos Obsesos me alucinó desde que la escuché en el festival Ex – Nihilo.
Es una gran alegría que sea posible tocarla sin haber estudiado por años ese hermoso instrumento. Aunque estas estrategias de extensión de posibilidades de la pieza llegan hasta el centro de su creación, mi aporte a ella no fue tanto el recomponerla tal cual Jorge David parecía pedir, o al menos, eso me parecía al principio. Para mí y, cuando lo hablamos, para él también; fue suficiente sólo interpretarla de nuevo, asumiendo esto como composición colaborativa.
He hecho la pieza más de un par de veces y no he sentido necesidad de mayor cambio que el de elevar la dinámica de algunas palabras sólo por la prendidez del momento.
Celebro la idea de que la pieza pueda despedazarse y reacomodarse a piacere, se conforma una constelación en donde lo germinal se complejiza.
Pienso que cada una de las versiones son muy distintas. Todavía la que más disfruto es la primera, pues ignoro si pudiera tocar las demás, o si algún día se me antoje.
Siento más que si tomara cada gajo para reconfigurarlo y crear una nueva versión de CO, acabaría haciendo todo a un lado y relacionándome yo mismo con este objeto tan maravilloso para hacer una pieza otra, supongo que es una potencialidad de CO.
Debo admitir que la escritura siempre me cuesta trabajo cada que la toco, al final funciona bien. Recuerdo mucho algo que Jorge David me dijo cuando vio el video, algo así de que le parecía que era como verse a sí mismo interpretando la pieza, pues como no la cambié mucho, conservo algunos gestos de ella, de la primera vez que la vi.
OEGF